viernes, 12 de septiembre de 2008

SOLIDARIDAD. UNA JOVEN BELMEZANA EN MARRUECOS

Estrechando el Estrecho
Siempre he oído aquello de que "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" pero, desde hace poco más de un mes, he aprendido a apreciar mucho más lo que tengo viendo y compartiendo mi experiencia con otras personas que no tienen lo que otros, ni viven igual, pero que son personas como todos y todas.
Mi viaje hacia lo desconocido comenzó en julio de este año, mi destino: Larache, una bonita ciudad costera del norte de Marruecos y mis compañeros: 21 voluntarios de la ONG Tareas Solidarias-Caravana por la paz.
A lo largo de todo el año, con el proyecto de sensibilización Estrechando el estrecho, intentamos derribar las barreras del desconocimiento a través de una Unidad Didáctica que se ha ido desarrollando en varios institutos. Nuestro objetivo es acercar las dos culturas, cercanas en el mapa pero alejadas por océanos de prejuicios que cierran el paso de nuestra mente. Durante dos semanas de verano trabajamos intensamente y compartimos sueños junto con dos asociaciones marroquíes: Espacio Abierto y Yenam Al Messari, que luchan por enfocar su vida y la vida de los niños de sus barrios hacia un cielo más azul. A través de talleres de manualidades, reciclaje y circo-teatro junto con juegos, canciones y bailes nos acercamos a ellos, nos convertimos en cómplices de un mismo atraco al desconocimiento de las dos culturas.
Hablando ya desde la increíble experiencia que he vivido, es la primera vez que viajo como voluntaria a un país del continente africano, dentro de mí no faltaba ese cóctel de miedo, dudas, ilusión y sueños por cumplir. A lo largo de los días la mezcla se fue transformando en una bomba de rabia e impotencia alimentada con sonrisas y lágrimas al no poder pasar impasible ante tanta injusticia, al querer hacer algo más. Te das cuenta de que lo estas haciendo bien cuando superas la barrera del idioma sacando de ti habilidades que desconocías, cuando las miradas de tus compañeros dicen más que todas las palabras dichas hasta la fecha y cuando la humilde sonrisa de un niño te ilumina el alma.Llegado el momento de partir, te miras al espejo y ves otra persona, aún queda rabia e impotencia y aunque la ilusión y los sueños del principio son los mismos ahora son más fuertes que nunca. Hace dos semanas llegaste con la intención de ayudarles y te marchas con la sensación de que han sido ellos lo que te salvaron a ti, los que te sacaron de ese océano de dudas y prejuicios.
Ahora son los que, aun estando lejos, me hacen sonreír cuando un conocido me para por la calle y me pregunta qué tal me va, cuando un amigo me da un abrazo inesperado o cuando mi familia me ayuda para hacer realidad mis sueños, porque recuerdo lo difíciles que son sus vidas y sé que tengo que compartir y aprovechar esta oportunidad que no todos tienen pero que tantos desean.
Mi sueño es que algún día ese océano de prejuicios, se convierta en un mar estrellado en el que todo el mundo pueda navegar sin preocuparse de donde viene ni hacia donde va, porque aunque haya muchos lugares de residencia, todos y todas somos ciudadanos/as del mundo.
Tania Aroca Castillejos