Juan Rivera Lozano murió fusilado en 1940 por, según las fuentes oficiales de la época, "rebelión militar". Fue teniente alcalde del ayuntamiento de Belmez en los años anteriores a su muerte. La pelea de la familia y algunos amigos y la colaboración del ayuntamiento de Hinojosa del Duque (pueblo en cuyo cementerio estaban sus restos junto a otros 15 hombres), han hecho que por fin pueda ser "enterrado".
El pasado domingo al mediodía estuvimos en el cementerio de Hinojosa para darle "feliz" sepultura, en una acto simple, respetuoso, sin estridencias y con mucho amor.
-IN MEMORIAM
Hoy 30 de mayo es una fecha para el recuerdo y un alegato contra el olvido. Fue el 25 de este mes de 1.940, hace poco más de 69 años, al amanecer de un claro día. 15 hombres inocentes, cerca del lugar donde nos encontramos, cayeron abatidos injustamente por defender unos limpios ideales. Con este acto, su familia y sus amigos le rinden un merecido homenaje de gratitud y recuerdo.
Si, gracias a su sacrificio, vivimos, no lo olvidemos nunca, en un país libre. Un país por el que luchó, como representante elegido por su pueblo, BELMEZ, en el lejano y prometedor 1.931.
Fue concejal democrático para servir a su pueblo en unos duros momentos. Y asumió, con dignidad esta tarea de servicio que le fue encomendada.
Por ello, el homenaje que rendimos es una reparación histórica, de una justicia largamente esperada. Para que nunca, nunca, las lógicas discrepancias entre nosotros, desemboquen en enfrentamientos fratricidas que jamás se justifican. Sólo siembran odios y muertes.
Por ello, quiero agradecerles a todos aquellos que han hecho posible el que hayamos llegado a este momento: al Ayuntamiento de Hinojosa del Duque que dio todas las facilidades en cumplimiento de la Ley de memoria histórica y que con los corporativos y alcalde están entre nosotros. Y a su pueblo que quiere sumarse a su recuerdo, por medio de algunos de sus paisanos.
Están en nuestra memoria todos los que lucharon por estos ideales de libertad. Porque la libertad sin memoria siempre está expuesta a fracasar por cualquier contratiempo.
Yo crecí en un país maniatado y aprendí que si no se defienden las libertades éstas se acaban perdiendo. No olvidemos esta lección histórica.
Este acto no es contra nadie, su hijas y familia sólo ha buscado con la colocación de esta placa respeto y dignidad y que todos sepan que JUAN RIVERA AREVALO fue un trabajador honesto y honrado que sólo quería vivir en un país en el que la ciudadanía gozara en paz y donde imperase la justicia social, base de una convivencia racional.
Mi tío-abuelo ha ganado la batalla al olvido en que fue sumido durante tantos años de silencio. Porque, no lo olvidemos los vencedores quisieron imponer el miedo de una forma cruel y asesina para que su victoria fuera para siempre. No lo lograron.
Y hoy, querido tío Juan, puedes descansar en esta hermosa tierra que guarda y abraza tus restos para siempre junto a tus 15 compañeros. Las 52 rosas o flores de cariño que abrazan esta placa son el recuerdo de tus años vividos en esta tierra cordobesa.
Vilmente te quisieron acallar, pero lo único que consiguieron fue sembrar tu mensaje y tus ideas entre tus hijos, familiares y también entre millones de mujeres y hombres que recogieron tu antorcha. Seguidores que se encuentran, como representación de todos, en este acto. PAZ, PIEDAD Y PERDÓN, fueron las últimas palabras de Manuel Azaña al dejar España, Con estas tres palabras quiero finalizar yo también. Y que se queden grabadas en nuestra memoria, como perpetuo recuerdo de una vida ejemplar y fecunda. La de JUAN RIVERA ARÉVALO.
Hoy 30 de mayo es una fecha para el recuerdo y un alegato contra el olvido. Fue el 25 de este mes de 1.940, hace poco más de 69 años, al amanecer de un claro día. 15 hombres inocentes, cerca del lugar donde nos encontramos, cayeron abatidos injustamente por defender unos limpios ideales. Con este acto, su familia y sus amigos le rinden un merecido homenaje de gratitud y recuerdo.
Si, gracias a su sacrificio, vivimos, no lo olvidemos nunca, en un país libre. Un país por el que luchó, como representante elegido por su pueblo, BELMEZ, en el lejano y prometedor 1.931.
Fue concejal democrático para servir a su pueblo en unos duros momentos. Y asumió, con dignidad esta tarea de servicio que le fue encomendada.
Por ello, el homenaje que rendimos es una reparación histórica, de una justicia largamente esperada. Para que nunca, nunca, las lógicas discrepancias entre nosotros, desemboquen en enfrentamientos fratricidas que jamás se justifican. Sólo siembran odios y muertes.
Por ello, quiero agradecerles a todos aquellos que han hecho posible el que hayamos llegado a este momento: al Ayuntamiento de Hinojosa del Duque que dio todas las facilidades en cumplimiento de la Ley de memoria histórica y que con los corporativos y alcalde están entre nosotros. Y a su pueblo que quiere sumarse a su recuerdo, por medio de algunos de sus paisanos.
Están en nuestra memoria todos los que lucharon por estos ideales de libertad. Porque la libertad sin memoria siempre está expuesta a fracasar por cualquier contratiempo.
Yo crecí en un país maniatado y aprendí que si no se defienden las libertades éstas se acaban perdiendo. No olvidemos esta lección histórica.
Este acto no es contra nadie, su hijas y familia sólo ha buscado con la colocación de esta placa respeto y dignidad y que todos sepan que JUAN RIVERA AREVALO fue un trabajador honesto y honrado que sólo quería vivir en un país en el que la ciudadanía gozara en paz y donde imperase la justicia social, base de una convivencia racional.
Mi tío-abuelo ha ganado la batalla al olvido en que fue sumido durante tantos años de silencio. Porque, no lo olvidemos los vencedores quisieron imponer el miedo de una forma cruel y asesina para que su victoria fuera para siempre. No lo lograron.
Y hoy, querido tío Juan, puedes descansar en esta hermosa tierra que guarda y abraza tus restos para siempre junto a tus 15 compañeros. Las 52 rosas o flores de cariño que abrazan esta placa son el recuerdo de tus años vividos en esta tierra cordobesa.
Vilmente te quisieron acallar, pero lo único que consiguieron fue sembrar tu mensaje y tus ideas entre tus hijos, familiares y también entre millones de mujeres y hombres que recogieron tu antorcha. Seguidores que se encuentran, como representación de todos, en este acto. PAZ, PIEDAD Y PERDÓN, fueron las últimas palabras de Manuel Azaña al dejar España, Con estas tres palabras quiero finalizar yo también. Y que se queden grabadas en nuestra memoria, como perpetuo recuerdo de una vida ejemplar y fecunda. La de JUAN RIVERA ARÉVALO.
Paco Lozano Rivera